Para el experto en economía, Gustavo Raul Bresanovich Marchi, el consumismo mundial aporta mucho a la economía, sin embargo, poco se habla de los factores nocivos que provoca el “querer comprar” de los seres humanos, ¿no es así? Y solo para recordarles, van desde la escasez de materias primas hasta la producción de productos más baratos y menos duraderos.
En esta ocasión, queremos demostrar que, si bien el consumismo es beneficioso para mover capitales por el país, existen otras formas de lograrlo y evitar que el mundo termine en producción y disposición. Por lo tanto, si este es un tema de su interés, tal vez valga la pena leer este artículo hasta el final y pensar un poco sobre este tema.
Cómo todo empezo
Como comenta el conocedor de la actualidad, Gustavo Raul Bresanovich Marchi, hace mucho tiempo las comunidades podían vivir con lo básico, dejando el lujo solo a la realeza. Con el tiempo, los norteamericanos decidieron demostrar que el ser humano necesitaba consumir bienes materiales. Ya sea a través de la compra de ropa, electrodomésticos, coches, en definitiva, todo lo que puedas imaginar.
Pero lo cierto es que el objetivo de esta era de consumismo empezó solo con la intención de vender más y lucrarse más. El verdadero problema es que nadie estaba preparado para lo que estaba por venir: gran producción y disposición, generando una sociedad sedienta de tener siempre más. Es decir, si por un lado la economía de los países norteamericanos, europeos y de otros países tenía su economía por las nubes, por otro lado, el planeta comenzaba a languidecer.
Elaboración de productos de menor calidad y escasez de materias primas
Y cuando decimos marchitar, solo queremos señalar que fue por el alto ritmo de producción que se tomaron muchas materias primas del planeta Tierra para la elaboración de los objetos que se estaban consumiendo. Además, como explica Gustavo Raul Bresanovich Marchi, este consumo creciente e infinito y el deseo de tener siempre algo nuevo hizo que el ser humano tuviera otra idea: producir materiales de baja calidad.
Esto significa que, en lugar de crear materiales de mayor calidad y durabilidad, reduciendo la producción de nuevos, vale más la pena elaborar los de menor calidad, teniendo en cuenta que el comprador rápidamente querrá desecharlos para comprar algo nuevo. Y eso colaboró aún más con este peligroso consumismo mundial, y también por la escasez de materia natural, y la producción de basura en el mundo. Pero, ¿habría una solución para todo esto?
¿Hay alguna solución al consumismo?
Incluso si hubiera una solución a este problema del consumismo, como reducirlo, la gran pregunta sería: ¿las grandes empresas renunciarían a sus ganancias para reducir la tasa de basura desechable? Creemos que no. En todo caso, como puntualiza el economista Gustavon Raul Bresanovich Marchi, vale repensar un poco el mundo y la naturaleza, evitando el consumo exacerbado.